PASEO DE DICIEMBRE DE 2011: ÁRBOLES NOTABLES

SENDERISMO POR QUINTANA REDONDA

 

ÁRBOLES NOTABLES

 

Salimos: El jueves 8 de diciembre, a las 9:00 horas, desde el Bar Plaza de Quintana Redonda.

Regreso: Sobre las 14:00 horas en el lugar de salida, para seguidamente comer juntos (opcional, avisar con antelación para reservar).

Itinerario: Quintana, El Manadizo, El quejigo, Pino de la Baronesa, Monte Ribachejo.

Visitaremos: El Pinar, Quejigo, Pino de la Baronesa.

Distancia: 15 km.                         Dificultad: Baja (llano).

 

 

Organizado por Severiano González con la colaboración de Javi Valero y otros vecinos.

En esta ocasión nos guía Javi Valero.

 

Salimos de Quintana Redonda con dirección a Berlanga. Al salir del pueblo giramos a la derecha siguiendo la pista de arena y, al pasar un pequeño pinar con una edificación, nos desviamos a la izquierda, pasando la siguiente finca alambrada y, pasado el nogal, la bordeamos por la parte trasera, buscando la linde de las fincas de cereal por abajo y los roquedos por arriba, por lo que en su día fue el antiguo camino en uso.

 

Bonita senda, ya de animales y semiborrada por el tiempo y la falta de uso, aunque muy bien protegida de los vientos y con magníficos pequeños roquedos.

 

Después de unos dos kilómetros nos encontramos con la primera taina y, a unos 500 metros, con otras dos, muy bien orientadas y protegidas de los vientos.

 

Superadas estas dos tainas, nos incorporamos a un camino, éste bien marcado, que desciende y se interna en el pinar, donde iremos viendo un grupo de colmenas, así como restos de antiguas carboneras; hasta llegar, llaneando, a la Fuente de El Manadizo, donde tomaremos agua para el resto del paseo, por ser la única fuente que encontraremos en todo el camino de hoy.

 

Aquí observamos que hay un cruce de caminos, por lo que hacemos un giro de 90 grados a nuestra izquierda, para encontrarnos con la carretera SO-P-4182, que lleva a Monasterio.

 

La cruzamos y, siguiendo el camino, observamos un pequeño repecho para subir al Cerro Yerro (1024 m). Enseguida nos encontramos con una curva de la que sale un camino a laq derecha, que dejamos para otro paseo.

 

Después de un suave descenso nos encontramos, como a 500 metros, en un cruce de caminos, ya que desde aquí podemos tomar seis direcciones diferentes, aunque no hay posibilidad de perderse, ya que casi todas están marcadas y, además, nosotros nos apoyamos en el mapa de la zona (378-II) y llevamos al mejor de los guías.

 

Tomamos, de los dos caminos que tenemos frente a nosotros, el de la derecha. Nos ayudarán a seguirlo los mojones de medición del monte.

 

Después de otros 500 metros, y un poco antes del mojón nº 61, empezamos a ver nuestro Monumental Quejigo, por su porte y envergadura. Digno de ver y proteger, para que los que vengan detrás nuestro puedan disfrutarlo tanto o más que nosotros.

 

Nos hacemos unas fotos para el recuerdo y reanudamos el paseo en busca de nuestro otro árbol.

 

Retrocedemos un poco y, buscando las sendas de animales, tomamos el Camino de los Jarreros, muy hermoso, con mucha vegetación y dentro de un frondoso bosque, donde en ocasiones nos cierra la vista del cielo.

 

Pronto damos vista a una extensa finca de cultivo donde, al fondo y en el centro, vislumbramos un pino solitario junto al camino: el Pino de la Baronesa.

 

Según nos vamos acercando a él, podemos apreciar su gran altura, señorial porte y grueso tronco, que nos muestra las cicatrices dejadas por las sangrías de la extracción de resina de otros tiempos.

 

Le hacemos unas fotos y emprendemos de nuevo el paseo, volviendo al camino que hemos traído para, después de algo más de un kilómetro, junto a la orilla del Arroyo de Valdomingo, desviarnos a la izquierda en el cruce de caminos, cruzando el arroyo.

 

Seguimos por un camino de tierra roja muy deteriorado y, aproximadamente a un kilómetro, iremos descubriendo en lo alto del cerro la iglesia del pueblo de Osonilla.

 

Allí nos espera la persona que nos abrirá la iglesia románica de la Asunción, recientemente restaurada en su interior.

 

Aquí aprovechamos para tomar el refrigerio y un merecido descanso, para a continuación reanudar el paseo y, ya sin parar, hacer el camino de regreso a Quintana.

 

Bordeamos las casas del pueblo por el camino de la parte alta, para ir disfrutando de las vistas y la rica vegetación de sabinas en esta zona.

Pronto el camino va descendiendo hasta llegar a un cruce de caminos, muy bien marcado por una gran cruz de madera.

Tomamos, de los dos que tenemos frente a nosotros, el de la derecha.

Por aquí el camino, aunque bien marcado, discurre por lo más cerrado del bosque, con una vegetación muy variada.

A poco más de 15 minutos nos cruzamos con otro camino muy deteriorado por el trabajo de las máquinas que han estado sacando madera del pinar.

Lo tomamos hacia la derecha para, a escasos 500 metros, llegar al PK 22 de la carretera Quintana-Berlanga, que cruzamos con precaución y, ya en la otra orilla, nos encontramos que la finca está vallada (por ser privada y coto de caza), así que la bordeamos por el camino de la izquierda y nos vamos introduciendo en el pinar, bastante limpio.

Aquí dependemos de Javi, nuestro guía, ya que es muy fácil perderse tomando el camino incorrecto.

 

Nos acercamos bastante a las piscinas de Tardelcuende, y tomando el camino en sentido contrario a éstas, y desviándonos antes de 100 metros hacia la derecha, atravesamos la zona denominada El Ribachejo.

A escasos 500 metros, atravesando el pinar, llegamos a un antiguo refugio, ya algo deteriorado. Cruzamos el camino, bien empedrado, que une las carreteras SO-100 y SO-115.

Suavemente nos vamos metiendo en el Monte Ribachejo. Seguimos, haciendo unas cuantas curvas, por el Pinar Pequeño hasta salir de éste por las canteras de extracción de arcilla. Continuamos, bordeados por cultivos de cereales, atravesando la zona de Los Majuelos, para entrar en Quintana por el Campo de Fútbol, llegar a la Plaza del Ayuntamiento y dar por finalizado el paseo de hoy.

Nos despedimos de los que no se quedan a la comida hasta el próximo paseo, en el mes de enero.

 

Nos ponemos cómodos, dejamos los equipos en los coches, y bajamos a reponer las energías perdidas en el bar de Las Piscinas.

 

 

 

Mientras disfrutamos de la comida, hablamos de los paseos que podemos realizar en el próximo año, así como rendir un pequeño homenaje a ésta nuestra pequeña aventura de dar a conocer nuestros caminos y medio natural, así como nuestros monumentos que, aunque modestos, tienen gran importancia para nosotros.