PASEO DE OCTUBRE 2010: CIRCULAR QUINTANA REDONDA-LAS CUEVAS DE SORIA

SENDERISMO POR QUINTANA REDONDA Y PUEBLOS DE ALREDEDOR

PRIMER PASEO: "CIRCULAR ENTRE QUINTANA REDONDA Y LAS CUEVAS DE SORIA"

Organizado por Seve con la colaboración de un grupo de vecinos (Alejandro, Fernando, Javier, etc.) y del Ayuntamiento de Quintana Redonda.

Salimos de la plaza del Ayuntamiento, por la Fuente de los Enamorados, ctra. de Izana y nos paramos en el río Izana para, aguas arriba, ver su frondoso bosque de ribera.

Nos vamos fijando en las dos orillas y el puente con sus tres ojos, para seguir la carretera, entre la vía del ferrocarril y la Finca del Palacio (alambrada), y al tomar la primera curva a la izquierda nos encontramos con un poste que nos indica la ruta de bicicletas que nosotros seguiremos durante un rato, pero a nuestro paso.

Aquí nos metemos ya en un sendero dentro del pinar: amplio, con abundante sombra y una vegetación muy variada.

Este primer tramo discurre por llano, sin ninguna dificultad, hasta llegar a la Fábrica de Harinas o Molino de El Mosco, nuevamente junto al río, donde nos desviamos a la derecha para subir un pequeño tramo con encinas y tomillos que, con buen tiempo, perfuman nuestro paseo, hasta hacer cumbre. Descendemos, predominando en la bajada el pino y el enebro (aquí arbusto, aunque árbol en latitudes más meridionales) y apareciendo alguna que otra sabina, recordándonos que también es de la zona.

De nuevo subiendo, esta vez fijándonos en el suelo, ya que lo hacemos en campo a través, pues el camino sube algo más a la derecha. El descenso es más brusco, pero sin gran dificultad, hasta encontrar el camino hecho por los vehículos. Enseguida salimos a una zona abierta con campos de cultivo y al fondo a la derecha una magnífica ladera de rocas y vegetación.

Llegados al final de este tramo y subiendo, nos encontramos con una singular edificación de madera. Aquí el camino se bifurca a la izquierda hacia el Molino del Cubazo. Nosotros seguiremos de frente para en breve nuevamente tropezarnos con otra bifurcación: a la derecha en dirección al pueblo de Izana (que haremos en otra ocasión), esta vez lo tomamos a la izquierda, para encontrarnos con el cauce del arroyo que nos viene de Izana y en el que, según la época de lluvias, puede que tengamos que improvisar un puente para cruzarlo sin mojarnos.

Ahora el camino se cierra en una corta calleja con una frondosa chopera (digna de cuidar y proteger). A la salida de la misma, nos tropezamos con la cúpula que cubre la Villa Tardorromana de La Dehesa, que aún no se puede visitar.

Al salir de la calleja nos desviamos a la izquierda, para introducirnos en la Dehesa de Las Cuevas, con ganado vacuno suelto, aunque con un poco de cuidado no tendremos ningún problema. Caminamos con dirección a Las Cuevas sobre un rico manto de verde pasto y magníficos arbustos, muchos de ellos ahora en flor. La dehesa se va estrechando, teniendo que atravesar varias puertas cerradas para sujetar al ganado (las abrimos y el último las cierra) junto a dos grandes abrevaderos y, después de la última puerta, nos encontramos que tenemos que cruzar el río, aunque gracias a las piedras que sujetan el muro de la cacera que suministraba agua al molino podemos cruzarlo; pero con precaución, ya que, según la hora y la posición del Sol, pueden estar algo resbaladizas.

Al frente y a lo lejos, vamos divisando una nave con el tejado rojo que se encuentra a la otra orilla de la ctra. de Las Cuevas. Seguimos por la orilla del río hasta algo más adelante, donde no nos queda otro remedio que pisar por el asfalto.

Entramos en el pueblo. Vemos la Fuente y seguimos hasta la Iglesia de San Pedro Apóstol, en la que podremos disfrutar de su hermoso retablo.

Rápidamente nos dirigimos al Teleclub (frente al frontón) para ver el Museo Etnográfico que contiene en su primera planta, tras lo que nos tomamos el bocadillo en la Plaza.

Desde aquí comenzamos nuestro regreso. El terreno en esta segunda parte es más abrupto; y, aunque diferente, no es menos hermoso. Salimos de Las Cuevas por la carretera que lleva a Quintana Redonda, pero enseguida de cruzar el río y a pocos metros tomamos el camino que sale por la derecha entre campos de cultivo. Algo más adelante vamos viendo una frondosa alameda que dejamos a la izquierda. Al cruzar el Barranco de Valdehorno vamos notando que el camino empieza a subir, paisaje abierto y monótono, hasta tomar en la bifurcación el camino de la izquierda, único lugar del recorrido en el que tendremos que hacer algo más de esfuerzo, ya que la pendiente se acentúa fuertemente (aunque no es un tramo demasiado largo).

Ya casi arriba nos vamos introduciendo en un frondoso y bello encinar, en el paraje conocido como El Visillo, por el que caminaremos un rato, hasta llegar a una majada con redil.

A partir de aquí el camino va haciendo curvas, con pequeños desniveles y sin ninguna dificultad, salvo en un par de lugares en que tendremos que adivinar por donde trascurre el camino. Nos encontramos con las ruinas de una majada que nos sirven de referencia para saber (o más bien adivinar) por donde caminamos. Vamos bajando en un giro a la izquierda para encontrarnos con un suave camino paralelo al Barranco del Pozo. Poco más adelante pasamos muy cerca de la Fuente de la Viña (muy oculta).

  Seguimos el camino en una suave curva hacia la izquierda, hasta que llegamos a la pista (zona de El Marojal), hacemos un giro a la derecha para seguirla durante un rato en línea recta hasta que damos vista a los campos de cultivo y nuevamente giramos a la izquierda para tomar un camino por el pinar, paralelo al arroyo de Valdelaguila. Como a 500 metros, nos salimos del camino del pinar para cruzar el arroyo por un puente entubado (Pradera Herreros) por una zona agrícola, así como cruzarnos con un tendido eléctrico junto a su poste número 17 y, bien definido el camino, para llegar de nuevo al bosque, ir girando lentamente hacia la derecha e ir subiendo El Machacón, hasta casi borrarse el camino y enseguida encontrarnos con un camino que cruzamos para ir ascendiendo la ladera del monte El Torrubio (desde aquí vemos jóvenes quejigos). Después de 300 m nos encontramos de nuevo con la pista que lleva a Monasterio, sólo que lo tomamos en sentido contrario (izquierda) para, como a 50 m, descubrir, por la derecha y dentro del pinar, un punto geodésico con bastante altura. nos acercamos a verlo y a hacerle unas fotos para el recuerdo. Volvemos a la pista para algo más adelante descubrir una gran panorámica del pinar, a la otra parte del río (para el paseo de diciembre).

Las dos orillas del camino en este tramo son piezas de labor, pero cerca nos volvemos a internar en el pinar, pasando junto al depósito de agua y el repetidor de TV.

Al salir del pinar, entramos en Quintana por la parte alta del pueblo, para acercarnos a la Plaza para tomar un refresco y regresar a casa a comer.

Nos despedimos hasta el próximo paseo, que haremos en el mes de diciembre y al abrigo del Bosque.